Muchos de vosotros habréis tenido la suerte de pasar unos días de vacaciones acompañados de vuestros perros en un lugar distinto al habitual. En otros casos, vuestras mascotas se habrán visto obligadas a separarse de vosotros y quedar hospedados en una residencia.
En el peor de los casos, ni ellos ni vosotros habréis tenido la posibilidad de disfrutar de un cambio de aires, pero es seguro que vuestro perro habrá tenido la oportunidad de pasear o de correr más de lo habitual, ya que habréis dispuesto de más tiempo para dedicarle.
Si hicisteis los deberes adecuadamente con “las tareas del verano”, es más que probable que vuestros perros hayan salido indemnes a los desafíos con que se encuentran todos los veranos. Estamos seguros, por tanto, que la mayoría habréis sacado un notable alto. Nos referimos a los parásitos externos e internos que teníamos que prevenir.
Aún así, vamos a daros una serie de consejos de cara al nuevo “curso” que ahora comienza.
Si nos ceñimos exclusivamente a las garrapatas, y a las enfermedades que estos parásitos pueden transmitir a vuestros perros, tendremos que hablar de patógenos como bacterias, rickettsias, protozoos y virus. Entre las enfermedades víricas debemos nombrar la encefalitis vírica, la encefalitis de Powassan y la Fiebre de Colorado. Entre las transmitidas por rickettsias están la fiebre de las montañas rocosas, la Ehrlichiosis, y entre las bacterianas debemos hacer referencia a la Anaplasmosis, Enfermedad de Lyme, Bartonelosis (más frecuente en el gato) y Hemobartonelosis. En cuanto a las causadas por protozoos nombraremos la piroplasmosis (Babesia y Theileria), y el Hepatozoon. Todas ellas tienen un curso de presentación rápido en los perros, por lo que será la presentación de sintomatologías compatibles con su existencia las que nos lleven al diagnóstico.
No ocurre así con las enfermedades transmitidas por mosquitos y a las que hemos hecho referencia anteriormente, es decir, la Leishmaniosis y la enfermedad del gusano del corazón. Y decimos que no ocurre así, porque éstas tienen habitualmente un periodo de incubación muy largo, y en el caso de la primera, cómo bien sabéis, habrá perros que permanecerán asintomáticos y otros que se librarán de la enfermedad a través del trabajo de su sistema inmunológico. Resultará por tanto interesante realizar un testaje en vuestros perros para poder saber si este verano pudieron contraer alguna de estas dos enfermedades, pero se deberá realizar en los tiempos adecuados. Deberá ser vuestro veterinario el que decida cuándo resulta adecuado realizar las pruebas de diagnóstico y que técnica deberá ser utilizada.
Cuando hemos hablado de la enfermedad del gusano del corazón, propusimos una serie de medidas para evitar que vuestro perro la contrajera. Decíamos que sería de suma utilidad suministrar al perro, antes de viajar a las zonas en que el mosquito vector y transmisor de las dirofilarias está presente, un antiparasitario adecuado, principalmente de la familia de las avermectinas (ivermectina, milbemicina oxima y selamectina) en forma de comprimidos o de pipetas.
La pauta de aplicación de estos productos decíamos que era mensual, por lo que es imprescindible que vuestro perro reciba una nueva aplicación de alguno estos productos trascurrido un mes de la primera, que coincidirá, en la mayoría de los casos, con la vuelta a vuestro lugar de residencia.
Del mismo modo es de suma importancia que, a la vuelta de las vacaciones, se suministre al perro alguno de los excelentes productos que existen en el canal veterinario, y que utilizáis con la regularidad que vuestro veterinario os haya marcado, en cuanto al tratamiento y prevención de los parásitos intestinales. No es infrecuente que en las salidas al campo, durante el periodo de vacaciones, vuestros perros ingieran hierbas contaminadas o heces de otras especies, e incluso, en ocasiones, vísceras de animales. Es muy importante que ese medicamento contenga un principio activo que sirva para combatir tanto parásitos planos como redondos. Lo decimos porque no es raro encontrarnos con perros que no han sido adecuadamente desparasitados, y en los que se utilizó un producto que solo cubría parásitos planos o que solo cubría parásitos redondos. Podemos incluso utilizar alguno de los productos que también nos sirven para la prevención de la enfermedad del gusano del corazón, a la que hemos hecho referencia anteriormente, y que cubren perfectamente los parásitos intestinales. La consulta a vuestro veterinario a este respecto es indispensable.
En otro orden de cosas todos sabemos que en los meses de calor, los perros con enfermedades crónicas, suelen acusar aún más su deterioro físico, por lo que es recomendable, aún sabiendo que estamos en una profunda crisis económica, someterlos a una profunda revisión veterinaria a la vuelta de las vacaciones. Lo más básico será una buena inspección clínica y la realización de una analítica completa, que nos va a permitir ajustar los tratamientos que ya habíamos prescrito, y preparar a nuestros pacientes para que su calidad de vida sea la mejor posible de cara al otoño e invierno. Además, estos análisis nos van a permitir hacer una comparativa de valores hemáticos y bioquímicos, para poder realizar un nuevo pronóstico de las enfermedades que les aquejan. En algunos casos, además de estas pruebas básicas, se hará necesaria la realización de un electro, un estudio radiológico e incluso estudios por imagen más sofisticados.
Los perros que estaban incluidos en algún programa de pérdida de peso debido a su obesidad, deberán ser pasados por la báscula por si se hace necesaria una nueva dosificación del alimento o un cambio de formulación. Si bien es cierto que en verano los tiempos de salida y por tanto el ejercicio que hacen nuestros perros, se ve incrementado, lo que es ideal en el caso de la obesidad, también es cierto que en la época estival algunos reciben una alimentación “extra” que no ayuda mucho a su patología de exceso de kilos. No cuesta mucho pasar por la clínica veterinaria, pesar al perro, y comparar con respecto a la última vez que el veterinario anotó su peso.
Durante las vacaciones fuera de las ciudades en que vivís, es posible que vuestro perro haya necesitado atención veterinaria por algún motivo. En la mayoría de las ocasiones se habrá tratado de problemas puntuales que no tienen una gran relevancia clínica, pero también pueden haberse presentado los primeros síntomas de alguna enfermedad que tenga carácter crónico. Por ejemplo, vuestro perro empezó a toser y el veterinario que le atendió sugirió una posible cardiopatía, o vuestro perro empezó a beber y a orinar más de la cuenta y se pensó en un problema renal, o vuestro perro empezó a comer más de lo normal, y se pensó en un problema endocrino… Las variantes son muchas, pero no está de menos que, si se dieron alguna o algunas de las circunstancias mencionadas, vuestro veterinario habitual sea informado de ello a la menor brevedad. Un informe clínico de las atenciones recibidas será de gran valor.
Los problemas dermatológicos de nuestros perros en periodo vacacional son muy frecuentes, y se manifiestan fundamentalmente por picor. Las causas son muy variadas, pero lo más frecuente es que sean provocadas por alergias alimentarias, ambientales o por picaduras de parásitos (pulgas). Si vuestro perro ha sufrido un cuadro clínico de este tipo, y fue tratado del mismo, estad atentos a vuestro regreso, y si se vuelve a presentar o no remitió adecuadamente, hacédselo saber a vuestro veterinario. Un diagnóstico precoz y el establecimiento de un tratamiento adecuado, os evitará muchos e incómodos problemas en un futuro.
Y para terminar y volviendo a hacer alusión a la crisis económica que nos aqueja, los veterinarios clínicos estamos asistiendo a un fenómeno que, aunque comprendemos, no deja de preocuparnos. Los programas vacunales que llevamos años desarrollando se están viniendo abajo. Son muchos los propietarios de perros que los cumplían escrupulosamente y que han dejado de hacerlo. ¿Cuánto tiempo queda para que nos volvamos a encontrar con epidemias de parvovirosis o de moquillo que hace años que no vemos en nuestras clínicas? Del mismo modo estamos viendo como, perros con patologías crónicas que necesitan medicación diaria, están dejando de recibirla abocándoles a una muerte prematura. Los programas de desparasitación interna, que deben cumplirse por el bien de la salud de nuestros perros y de los humanos, tampoco se están llevando a cabo con la celeridad que antes se hacía.
La incidencia de parásitos intestinales en las muestras que se están tomando en parques y jardines está aumentando. La calidad de los alimentos que les damos a diario tampoco es la misma, ya que se están utilizando formulaciones que dejan mucho que desear en cuanto a las materias primas con las que están hechas, y que repercute en la salud y en el bienestar de vuestras mascotas. Sabemos que algunos tendréis que realizar un gran esfuerzo económico para que nuestras propuestas se hagan realidad, pero merece la pena intentarlo.
Nos hemos referido antes a las enfermedades infecciosas que, aunque hoy en día existen, su incidencia ha disminuído, afortunadamente, de forma considerable en los últimos veinte años; pero hace dos años un caso de rabia ha aparecido en la provincia de Toledo. España era un país exento de rabia, y decimos era, porque ya no lo es. Un perro que tenía esta enfermedad ha mordido a cinco personas y ha obligado a las autoridades sanitarias a activar el protocolo de alerta, y el caso ha sido comunicado a la OIE. Sabemos que el perro fue infectado por el virus rábico en Marruecos, que pasó posteriormente por diversas comunidades autónomas como Catalunya, Andalucía y Aragón, y que terminó en Castilla La Mancha, en un pueblo de Toledo, donde tuvo que ser abatido. Sabemos que estaba vacunado, pero fue infectado pocos días después de recibir la vacuna y por tanto no dio tiempo a que se produjera la inmunización. Lo que nadie explica, y tendrán que hacerlo, es cómo entró desde Marruecos a España, ya que, al venir de un país que no forma parte de la Unión Europea, se le debió prohibir la entrada y no se hizo. Su propietario, que llevaba dos perros más, debería haber presentado un certificado de anticuerpos vacunales antirrábicos en el control de fronteras, pero mucho nos tememos que dicho control no se hizo. Desgraciadamente, en nuestro país, las comunidades autónomas son las que regulan la vacunación contra la rabia y desgraciadamente, en algunas, no es obligatoria. Como veterinarios nuestra recomendación es clara: independientemente de que vuestros gobiernos autonómicos no os obliguen a vacunar de rabia a vuestros perros, hacedlo, por vuestra tranquilidad y la de ellos.
Ya tenéis la primera tarea “escolar” puesta para el curso que ahora comienza. Ah, y no os olvidéis del resto de vacunas, de las desparasitaciones y de los controles de salud a los que hemos hecho referencia.
Dr. José Enrique Zaldívar Laguía.
Dra. Lina Sáez de Antoni.
Clínica Veterinaria Colores.
Paseo Santa María de la Cabeza 68 A.
Madrid-28045.