¿Qué son?¿Para qué sirven?

En la mayoría de los mamíferos carnívoros nos encontramos con unos pequeños sacos, del tamaño de una canica, a ambos lados del esfínter del ano.

Dentro de cada saco encontramos una glándula que libera una secreción aceitosa y de fuerte olor, que utilizan los animales para marcar el territorio y comunicarse.

Normalmente esta secreción es expulsada al exterior cuando los animales defecan al contraer el esfínter del ano.

Imagen remasterizada de: Hill’s Atlas of Veterinary Clinical Anatomy


Enfermedad del saco anal

a- Impactación del saco anal – Estas glándulas pueden encontrar dificultades para evacuar el líquido que fabrican al encontrarse el agujero de salida obstuído, se formará una masa compacta que ya no podrá salir, a no ser que exprimamos manualmente los sacos.

b- Saculitis anal – Por inflamación/infección del saco anal.

c- Formación de abscesos en el saco anal – Se produce una rotura del saco anal secundaria a la obstrucción del conducto y una infección secundaria.

Etiología.

  • No se conocen por completo las causas aunque se relacionan con cambios en la capacidad para vaciar los sacos anales con normalidad.
  • Hay una cierta predisposición racial, ya que se produce con mayor frecuencia en animales de razas pequeñas, sobre todo en caniches y en chihuahuas.
  • Los conductos anormalmente pequeños conducen a la obstrucción.
  • Por disfunción del esfínter anal externo.
  • También por una hipersecreción de las glándulas anales, posiblemente relacionada con seborrea.
  • Cambios en las características de las secreciones.

Imagen remasterizada de: Hill’s Atlas of Veterinary Clinical Anatomy

Aspectos clínicos.

Es relativamente común en los perros y a veces afecta a los gatos. Los casos leves causan irritación, que suele reflejarse con un «caminar sentado» y solemos ver un lamido excesivo de la zona, incluso hay mordedura del área.

A veces vemos sangre en la heces, al mancharse estas del líquido infectado.

Los casos graves muestran dolor, enrojecimiento y tumefacción de la zona, que hace que el animal se niegue a defecar ya que le produce mucho dolor. Suele haber fiebre.

Diagnóstico.

Hay que realizar un examen físico y rectal, los sacos anales a menudo están doloridos.

El contenido suele tener un incremento del volumen, a veces apreciamos pus y/o sangre.

En las glándulas muy inflamadas cuesta vaciar el contenido de los sacos, y si estos se rompen al interior puede formarse un absceso y fistulizar. A veces observamos una herida en el exterior que se comunicará con los sacos anales.

Tratamiento.

Depende del estado de afectación y de infección.

En los casos leves será suficiente la extracción del material exprimiendo los sacos con las manos desde el exterior, y poniendo una solución de antibiótico/esteroides durante unos días.

Es conveniente que vosotros, los propietarios, sepáis vaciar estos sacos anales, ya que es importante realizarlo con regularidad, así se previene la impactación e infección de los mismos.

En los casos más complicados el vaciado será más costoso, a veces habrá que hacerlo desde dentro del ano, cogiendo el saco entre los dedos y facilitando su salida por medio de solución salina templada.

Cuando no haya «roto» el saco y la zona esté muy enrojecida, habrá que realizar una incisión con un bisturí para poder vaciarlo entero.

En todos los casos se utilizará una pomada con antibiótico y esteroides y en casos más complejos habrá que utilizar antibioterapia sistémica.

Si ya tratamos con fístulas anales el tratamiento es más complicado, ya que habrá que utilizar antibióticos sistémicos y ciclosporina. Además de la resolución quirúrgica de los trayectos fistulosos.

En cualquier caso se puede añadir a la dieta altas cantidades de fibra y pocas cantidades de grasa, para facilitar la defecación. Hay un compuesto en el mercado veterinario que solemos utilizar y que funciona bastante bien, está formado por cáscaras de semillas, lo que aumenta la cantidad de fibra aportada y por tanto la evacuación mejor de las heces.

Seguimiento.

La impactación y la inflamación del saco anal suelen recurrir, por lo que será importante exprimir el saco anal a intervalos regulares (cada 4 a 6 semanas).

Lina Sáez de Antoni, colegiada 1.498
Clínica veterinaria Colores / Madrid