Factores que influyen en la manifestación de la conducta agresiva

La manifestación de la conducta agresiva es el resultado de la interacción de varios factores, tanto internos como externos.

Podemos destacar los siguientes:

Cambios en la actividad de varios transmisores

El neurotransmisor más involucrado en el comportamiento agresivo es la serotonina. Varios estudios han demostrado una correlación negativa entre la actividad de la serotonina en el sistema nervioso central y el comportamiento agresivo. Se ha comprobado que con la administración de fármacos que aumentan la actividad de la serotonina se disminuye la agresividad. Así también, una dieta baja en triptófano (aminoácido precursor de la serotonina) aumenta la conducta agresiva.

Cambios en la concentración plasmática de varias hormonas

Está ampliamente documentado que en la mayoría de las especies, son los machos mucho más agresivos que las hembras. Ello es debido a que la testosterona es una de las hormonas con más efecto sobre el comportamiento agresivo. En efecto, algunas formas de agresividad aparecen cuando los individuos llegan a la pubertad y la castración disminuye la presentación de determinados comportamientos de agresividad, sobre todo los de tipo ofensivo (como la agresividad entre machos). En el perro, algunos casos de hipotiroidismo cursan  únicamente con agresividad. El mecanismo fisiológico no se conoce con exactitud, aunque se ha sugerido que la disminución de la concentración plasmática de hormonas tiroideas, causa una disminución en la actividad de la serotonina.

Estrés

La relación entre el estrés y la agresividad está muy documentada. El incremento de la actividad del eje hipotálamo-hipófisis-adrenales como consecuencia de un episodio estresante puede desencadenar agresividad y, a su vez, la estimulación del área del hipotálamo que controla la agresividad desencadena una respuesta de estrés.

Aprendizaje

La etapa en el desarrollo del cachorro más importante desde el punto de vista del comportamiento es el periodo de socialización. En el perro, este periodo se inicia a las tres semanas de edad, cuando el cachorro es capaz de interactuar con el entorno, y acaba a las doce-catore semanas de edad, cuando la respuesta de miedo condiciona el comportamiento del cachorro. Si durante esta fase el cachorro es separado prematuramente de la madre y/o no tiene un contacto suficiente con otros animales de su especie y con personas, de adulto puede manifestar problemas de miedo y/o agresividad.

Manejo

Varios estudios demuestran que los perros que han recibido un entrenamiento de obediencia presentan menos problemas de comportamiento que los que no lo han recibido. Además, también se observan diferencias en función del tipo de adiestramiento realizado. Así, los propietarios que han empleado métodos de entrenamiento basados en el castigo suelen tener perros con problemas de comportamiento, concretamente de agresividad, más frecuentemente que los propietarios que han utilizado un entrenamiento basado en los premios. También es importante el nivel de actividad. El ejercicio físico aumenta la actividad de serotonina y existe una correlación negativa entre actividad física y agresividad. La falta de ejercicio se correlaciona con agresividad.

Dolor

El dolor puede desencadenar una respuesta agresiva a través de dos mecanismos. Por un lado, mediante un mecanismo de evitación ya que el animal puede reaccionar con agresividad para evitar una determinada manipulación que anteriormente le había ocasionado dolor.

Además el dolor crónico causa una disminución de la actividad serotoninérgica, lo que se traduce en un aumento de la agresividad.

¿ Cómo podemos clasificar los problemas de agresividad?

Aunque existen muchas clasificaciones clínicas de la agresividad, las diferencias parecen deberse en gran medida a un problema de terminología. Así, por ejemplo, algunos autores consideran la agresividad redirigida del gato como una categoría aparte, mientras que otros autores consideran que todos los tipos de agresividad pueden redirigirse.

Tabla 1: Tipos de agresividad según Moyer (1968)

  • Por irritabilidad
  • Territorial
  • Entre machos
  • Motivada por miedo
  • Depredadora
  • Maternal
  • Relacionada con el sexo
  • Instrumental

¿Cómo podemos tratar la agresividad?

Antes de iniciar el tratamiento es imprescindible realizar un análisis de riesgo, es decir, decidir si es posible llevar a cabo el tratamiento teniendo en cuenta el tipo de agresividad que presenta el animal (impulsiva o no), la tipología del perro (tamaño) y el entorno del perro (composición familiar).

La parte más importante del tratamiento para corregir un problema de comportamiento es la modificación de conducta. Se trata de técnicas basadas en los principios de aprendizaje, que tienen como objetivo cambiar el comportamiento del perro. Tal y como hemos comentado, es preferible utilizar técnicas basadas en el refuerzo positivo. Los métodos de educación basados en el castigo, se asocian a una mayor prevalencia de problemas de comportamiento además de afectar al bienestar animal.

  1. Modificación de conducta.  Se basa en la realización de ejercicios de desensibilización y contracondicionamiento con el objetivo de acostumbrar al perro de forma progresiva a aquellos estímulos que no le gustan.
  2. Castración. Se recomienda en algunas formas de agresividad ofensiva, como la agresividad entre machos (intrasexual) y la competitiva. Sus efectos son variables. Existe la posibilidad de realizar una «castración química» temporal y reversible (Suprelorín®) aunque no puede garantizarse que los efectos observados tras la colocación del implante subcutáneo sean los mismos que se observarían tras la castración quirúrgica.
  3. Terapia farmacológica (psicofármacos). Tal y como hemos indicado anteriormente, el neurotransmisor más involucrado en la agresividad es la serotonina. Existe una correlación entre una concentración baja de serotonina y la agresividad. Por ello, los fármacos que más se utilizan son aquellos que aumentan los niveles de serotonina, como los inhibidores de la recaptación de serotonina.
  4. Corregir el manejo del animal por parte del propietario. Es importante evitar que el propietario refuerce los comportamientos indeseables como la agresividad, utilizando el castigo inadecuado o sea inconsistente en la aplicación de las pautas.
  5. Otras herramientas. En aquellos casos en los que existe un componente de estrés, podemos utilizar diversos productos con actividad ansiolítica, tales como feromonas sintéticas, nutracéuticos o dietas específicas, así como aumentar el ejercicio.
Lina Sáez de Antoni
José  Enrique Zaldívar Laguía
Clínica Veterinaria Colores