El hipertiroidismo (glándula tiroides hiperactiva) es una alteración común en gatos mayores. Está provocado por un aumento en la producción de hormonas tiroideas desde la glándula tiroides, que está situada en el cuello. Los signos clínicos asociados con el hipertiroidismo pueden ser bastante dramáticos y los gatos pueden llegar a estar muy enfermos. Sin embargo, la mayoría de los casos son tratables y pueden recuperarse completamente.

Las hormonas tiroideas tienen un papel importante como índice de control de procesos metabólicos y por tanto en el nivel de actividad general, por lo que los gatos con hipertiroidismo tienden a quemar la energía muy rápido y es típico observar una pérdida de peso a pesar del aumento de apetito y el aumento en la ingestión de alimentos.

En la vasta mayoría de los casos, el aumento de la producción de hormona tiroidea es debido a cambios benignos (no cancerosos). Ambas glándulas tiroides están afectadas, aunque en ocasiones una de las glándulas lo está más que la otra. El tejido tiroideo afectado aumenta de tamaño, pero la causa subyacente de este proceso es desconocida.

Los gatos normalmente responden extremadamente bien al tratamiento, y si la enfermedad es reconocida de forma precoz y tratada correctamente, el pronóstico del gato será muy bueno.

Un tumor maligno (canceroso) conocido como adenocarcinoma puede ser la causa subyacente del hipertiroidismo. Afortunadamente esto es raro, y es solamente la causa de un 1-2% de casos de hipertiroidismo. Cuando está presente un adenocarcinoma el tratamiento es mucho más complicado.

SIGNOS CLÍNICOS HABITUALES

El hipertiroidismo se observa de forma muy mayoritaria en gatos de edad media –avanzada, y es raro observarlo en gatos de menos de 7 años. Gatos machos o hembras están afectados con la misma frecuencia y tampoco hay estudios que evidencien mayor predisposición al padecimiento de hipertiroidismo por razas. Eso sí, hay algunas evidencias que muestran que es menos común en gatos siameses.

Los gatos afectados por hipertiroidismo normalmente muestran un amplio cuadro de signos clínicos, que es muy suave al principio, pero posteriormente se vuelve más severo a medida que va progresando la enfermedad. También, como esta enfermedad ocurre principalmente en gatos mayores, algunos gatos afectados tienen otras enfermedades concomitantes que complican e incluso enmascaran algunos de los signos clínicos.

Los signos clásicos del hipertiroidismo son pérdida de peso, normalmente a pesar de un aumento en el apetito (polifagia), aumento en la sed (polidipsia), aumento en la irritabilidad, inquietud e incluso hiperactividad. Muchos de los gatos afectados tienen taquicardia (alta frecuencia de latidos por minuto) y un pelo descuidado. También es bastante común la presencia de diarrea de leve a moderada y /o vómitos. Algunos gatos afectados son notablemente intolerantes al calor y buscan sitios templados para acostarse, y algunos (especialmente los casos avanzados) pueden jadear cuando están estresados. Muchos de los gatos hipertiroideos pueden mostrar algún grado de polifagia (excesivo apetito) e inquietud, pero en algunos casos avanzados pueden mostrar debilidad generalizada, letargia y pérdida de apetito y los signos son menos característicos.

Complicaciones secundarias

Las hormonas tiroideas tienen efectos en prácticamente todos los órganos del cuerpo y por eso no es sorprendente que esta enfermedad pueda provocar efectos secundarios que hagan necesarias investigaciones y tratamientos adicionales.

El efecto de las hormonas tiroideas sobre el corazón consiste en la estimulación de la frecuencia cardiaca (mayor número de latidos por minuto) y contracción más fuerte del músculo cardiaco. A medida que la enfermedad progresa el músculo de la cámara cardiaca más grande (ventrículo izquierdo) se agranda y se hace más grueso – lo que se conoce como hipertrofia del ventrículo izquierdo. Si estos cambios no son tratados y controlados, pueden provocar compromisos en la función normal del corazón e incluso puede dar como resultado un fallo cardiaco. Esto significa que en algunos gatos con hipertiroidismo, será necesario un tratamiento adicional para controlar los efectos secundarios de éste sobre el corazón. Sin embargo, una vez que el hipertiroidismo subyacente ha sido controlado, los cambios cardíacos normalmente mejoran, e incluso se resuelven completamente.

Hipertensión (aumento en la presión de la sangre) es otra complicación potencial y puede causar daños adicionales a varios órganos incluyendo los ojos, riñones, corazón y cerebro. Si la hipertensión coexiste  con el hipertiroidismo, serán necesarios medicamentos para controlar la presión sanguínea con el fin de reducir los daños a otros órganos. Como en el caso de la enfermedad cardiaca, tras un tratamiento con éxito del hipertiroidismo, la hipertensión puede resolverse y por tanto no ser necesaria una terapia de por vida.

La enfermedad en los riñones (fallo renal crónico) no está provocada por un efecto directo del hipertiroidismo, pero ambas enfermedades a menudo ocurren al mismo tiempo porque las dos son comunes en gatos mayores. Hay que tener mucho cuidado si ambas enfermedades son concomitantes, ya que el hipertiroidismo tiende a aumentar el flujo de sangre hacia los riñones, en ocasiones mejorando su función. De esta manera los análisis de sangre tomados para monitorizar la función renal en un gato hipertiroideo pueden mostrar unos cambios leves o normales, pero puede haber un fallo renal más severo enmascarado por el hipertiroidismo. Por esta razón, sin tener en cuenta el tratamiento elegido para el manejo a largo plazo del hipertiroidismo, es usual el recomendar empezar un tratamiento médico y monitorizar la respuesta con varias medidas de presión sanguínea y análisis de orina para valorar la función tiroidea y renal. Ocasionalmente, un tratamiento exitoso de los valores tiroideos desemboca en un decline dramático de la función renal. Si esto se detecta sería necesario reducir la dosis de la medicación antitiroidea aunque el hipertiroidismo no esté completamente controlado para evitar que la función renal no se vea demasiado comprometida.

LLEGANDO AL DIAGNÓSTICO

Si usted o su veterinario sospechan que su gato puede tener hipertiroidismo, debe realizarse un examen físico minucioso y algunas pruebas sanguíneas para confirmar el diagnóstico. Durante el examen, se pueden palpar una o ambas glándulas tiroideas como una masa pequeña y firme localizada en el cuello (normalmente son del tamaño de un guisante o una alubia en gatos hipertiroideos). Sin embargo, en algunos gatos no se muestra este aumento de tamaño y esto puede ser debido a que el tejido hiperactivo se encuentra en una localización ectópica (en un sitio inusual) normalmente en la cavidad torácica.

El diagnóstico se confirma tras el análisis de las hormonas tiroideas. Todo lo que se requiere para diagnosticar esta enfermedad es un análisis de sangre que determina la concentración de tiroxina (T4), y está normalmente elevado en los casos clínicos positivos. Otras pruebas laboratoriales pueden ser anormales, por ejemplo las enzimas del hígado también se encuentran elevadas de forma secundaria al hipertiroidismo, y también se requiere un chequeo rutinario de sangre y orina para descartar cualquier otra enfermedad concurrente (como un fallo renal). Dentro de lo posible, la presión sanguínea debe ser chequeada en gatos hipertiroideos, y si se sospecha de un problema cardiaco secundario se realizará un electrocardiograma (ECG- trazado eléctrico de la actividad cardiaca), y también una radiografía de la cavidad torácica (pecho) o ecografía cardiaca que podrá servir de ayuda para el diagnóstico.
En casos excepcionales, podemos tener una sospecha muy firme de que un gato es hipertiroideo en base a los signos clínicos, pero el test sanguíneo revelar una concentración de hormona tiroidea dentro del rango normal. Hay varias razones potenciales por las que ocurre esto, y habitualmente al repetir el test de nuevo los valores hormonales se muestran elevados. Si no es así, deberemos realizar otras pruebas adicionales para confirmar o descartar el hipertiroidismo.

GAMMAGRAFÍA

Esta técnica está disponible en algunos centros especializados y puede ser útil para la investigación de algunos gatos hipertiroideos. Puede utilizarse tanto para el diagnóstico como para determinar la localización exacta del tejido anormal. Esto puede servir particularmente de ayuda cuando se plantea una cirugía pero en el examen clínico no palpamos claramente una glándula tiroides aumentada de tamaño. En esta técnica se inyecta de forma intravenosa una dosis muy pequeña de una sustancia radiactiva (Tecnecio). El Tecnecio es captado de forma selectiva por el tejido tiroideo anormal, y será detectado por una cámara especial (gammacámara). Es un procedimiento simple, seguro y fácil que puede ser recomendado en algunas situaciones.

TRATAMIENTO

Hay tres posibles opciones para el tratamiento del hipertiroidismo, cada una con ventajas e inconvenientes;

Tratamiento médico

Los fármacos antitiroideos están disponibles en pastillas. Actúan reduciendo la producción y liberación de hormona tiroidea desde la glándula tiroidea. Esto no provoca una curación de la enfermedad pero si permite un control a corto o largo plazo del hipertiroidismo. El metimazol (su nombre comercial es Felimazol) se da en una dosis inicial de 2.5 mg dos veces al día. Las concentraciones de hormona tiroidea normalmente decaen dentro de un rango de 3 semanas. Para el tratamiento a largo plazo la dosis de Felimazol se irá ajustando de acuerdo a la evolución del paciente. Para mantener el control del hipertiroidismo es necesario dar diariamente el Felimazol el resto de la vida del animal. El Felimazol es el único tratamiento para el hipertiroidismo felino con licencia veterinaria.

Para la mayoría de los gatos, el metimazol (o el carbimazol, un fármaco que una vez metabolizado da lugar al metimazol ) es un tratamiento seguro y efectivo para el hipertiroidismo. Los efectos secundarios son poco comunes y si aparecen son suaves y reversibles. Pérdida del apetito, vómitos y letargia son algunos de los posibles efectos secundarios y a menudo se resuelven dentro de las primeras semanas de tratamiento y/o al reducir temporalmente la dosis de tratamiento y administrando la dosis con comida. Problemas más serios, incluyendo la reducción de células blancas, reducción de plaquetas (lo que ayuda a coagular la sangre), desordenes hepáticos, o irritación de la piel son bastante raros pero si estos ocurren, se ha de utilizar un tratamiento alternativo.

El tratamiento médico del hipertiroidismo tiene la ventaja de ser fácilmente disponible y económico, pero no es curativo. Se requiere un tratamiento de por vida, normalmente una dosis oral dos veces al día, lo que para algunos propietarios (y para algunos gatos), puede llegar a ser difícil de cumplir. Se deben realizar análisis de sangre de forma periódica durante el tratamiento para evaluar la efectividad de la terapia, para evaluar la función hepática (mírese arriba) y para buscar posibles efectos secundarios.

Tiroidectomía quirúrgica

La resección quirúrgica del tejido tiroideo afectado (tiroidectomía) puede producir una cura permanente y es un tratamiento común para muchos gatos hipertiroideos. En general es un procedimiento muy exitoso y es probable producir una cura a largo plazo o una cura permanente en la mayoría de los gatos. Sin embargo, incluso después de la realización con éxito de una cirugía, se pueden volver a desarrollar de forma ocasional síntomas de hipertiroidismo. Esto ocurre transcurrido un tiempo si un tejido tiroideo que previamente no estaba afectado y no fue reseccionado desarrolla la enfermedad.

Para reducir el riesgo anestésico y quirúrgico, es recomendable que todos los pacientes hipertiroideos sean estabilizados primero con fármacos antitiroideos de 3 a 4 semanas antes de la cirugía, a no ser que exista una contraindicación importante para el tratamiento médico. Cualquier alteración cardiaca previa también debería ser tratada si se considerase necesario. La destreza quirúrgica y la experiencia en esta técnica son fundamentales para que la cirugía sea un éxito y para evitar complicaciones post-quirúrgicas.

El mayor riesgo asociado con la cirugía es el posible daño inadvertido a las glándulas paratiroides-son pequeñas glándulas que yacen muy cerca, o en el interior de las glándulas tiroides y tienen un cometido crucial en el mantenimiento de niveles estables de calcio en la sangre. Si estas glándulas son dañadas puede producirse una caída brusca de las concentraciones de calcio en sagre (hipocalcemia), poniendo en riesgo la vida del paciente. Es más probable que ocurra cuando ambas glándulas tiroides se eliminan al mismo tiempo, ya que esto puede dañar las dos glándulas paratiroides a la vez. Para minimizar el riesgo de ésta complicación en los gatos que requieren una extirpación de ambas glándulas sería apropiado llevar a cabo la cirugía en dos etapas, eliminando primero la glándula más afectada y esperando unas 6-8 semanas antes de extirpar la segunda glándula tiroidea para permitir la recuperación en la producción de hormona paratiroidea.

Normalmente se recomienda que los gatos permanezcan hospitalizados algunos días después de la cirugía, de esta forma si es necesario se pueden monitorizar las concentraciones de calcio en sangre. Los signos clínicos de una disminución de la concentración de calcio en sangre incluyen temblores musculares y debilidad, que progresan de una forma rápida a ataques convulsivos. El tratamiento consiste en la suplementación oral e inyectada de calcio. También se recomienda administrar un tratamiento adicional con vitamina D3 para permitir que el calcio dado por boca pueda ser absorbido de forma efectiva por el organismo. Una vez estabilizado, se puede continuar el tratamiento en casa. En la mayoría de los casos, el daño a las glándulas tiroideas es reversible y el tratamiento solamente es necesario algunos días o semanas.

Terapia con yodo radiactivo

El yodo radiactivo (I131) puede ser utilizado también para proporcionar una cura efectiva y segura para el hipertiroidismo. Como ocurría con la tiroidectomía, tiene la ventaja de que en la mayoría de los casos es un tratamiento curativo y no requiere un mantenimiento con fármacos.

El yodo radiactivo es administrado como una inyección subcutánea- El yodo posteriormente es captado por el tejido tiroideo activo (anormal), pero no por otros tejidos corporales. Esto permite una acumulación selectiva local del material radioactivo en los tejidos anormales. La radiación destruye el tejido tiroideo anormal, pero no daña el tejido circundante o las glándulas paratiroides.

Las ventajas del tratamiento con yodo radiactivo son que es curativo, no tiene efectos secundarios de importancia, no requiere una anestesia general y trata todo el tejido tiroideo afectado independientemente de su localización. No obstante, requiere el manejo e inyección de material radiactivo. Esto no supone ningún riesgo para el paciente, pero es necesario que las personas que entran en contacto directo con el gato tomen algunas medidas de precaución. Por este motivo este tratamiento solamente puede ser realizado por instalaciones con licencia especial y el gato tratado debe permanecer hospitalizado hasta que la radiactividad haya descendido a niveles aceptables. Normalmente el gato debe permanecer hospitalizado entre 3 y 6 semanas (dependiendo de la institución) una vez realizado el tratamiento. En la mayoría de gatos los niveles de hormonas tiroideas han vuelto a la normalidad en 3 semanas, aunque en algunos casos se necesita un poco más de tiempo.

Una sola inyección de yodo radiactivo es curativa en un 95% de las ocasiones, y en aquellos pocos gatos hipertiroideos donde la enfermedad persiste se puede realizar un segundo tratamiento. Ocasionalmente tras la inyección con yodo radiactivo se produce una reducción de los niveles de hormonas tiroideas por debajo de la normalidad (hipotiroidismo) y si va acompañado de síntomas clínicos (letargia, obesidad, mal aspecto del pelo) es necesario administrar un suplemento de hormona tiroidea (mediante tabletas).

Tratamiento del carcinoma tiroideo

En aquellas raras ocasiones en que el hipertiroidismo es debido a un adenocarcinoma tiroideo (un tumor maligno) el tratamiento es más difícil y el pronóstico debe ser reservado. Algunos casos pueden ser tratados con éxito con dosis muy altas de yodo radiactivo, otros requieren un tratamiento de radioterapia convencional. Cuando sospechamos la presencia de un adenocarcinoma, debemos planear cuidadosamente el tratamiento para obtener los mejores resultados.

Dr. José Enrique Zaldívar Laguía.
Dra. Lina Sáez de Antoni.

Clínica Veterinaria Colores.
Paseo Santa María de la Cabeza 68 A.
Madrid-28045.