Vamos a hacer un repaso de los parásitos externos e internos que pueden afectarles y las complicaciones, enfermedades y tratamientos que se derivarán de su presencia, sin olvidarnos de su prevención.
El “bicho” que con más frecuencia nos podemos encontrar en nuestros gatos es sin duda
LA PULGA.
Digamos ante todo que muchas veces tan sólo podemos sospechar su presencia, ya que el gato, como buen cazador, también lo es de las pulgas que le molestan. El acicalamiento que tienen por costumbre, impide que en muchas ocasiones seamos capaces de localizarlas sobre su piel.
Sabemos que las infestaciones por pulgas en el gato son bastante frecuentes. La pulga que más problemas origina es, sin lugar a dudas, la que suele parasitar a esta especie, y que se conoce por el nombre de Ctenocephalides felis felis. Suponen nada más y nada menos que entre el 92 y el 99% de las pulgas encontradas en el gato y en el perro.
Debéis saber que la pulga representará un verdadero quebradero de cabeza una vez que entra en vuestros hogares. La razón es sencilla: no solo vamos a tener que luchar contra las pulgas adultas que curiosamente representan tan solo el 1% , sino contra sus huevos (57%), sus larvas (34%), y sus pupas (8%). Queda por tanto claro que antes de hacerse “mayor” la pulga pasa por distintas fases de su desarrollo. Si queremos acabar con ellas, deberemos atacarlas desde su estadío más jóven, es decir desde el huevo para impedir que se complete su ciclo.
La pulga adulta deposita sus huevos sobre el gato, que caén al suelo, y entre los 1 y 10 días en función de la temperatura y la humedad, comenzará su desarrollo.
De estos huevos saldrán las larvas, que tienen la “buena” costumbre de huir de la luz, y por tanto se desplazan por debajo de los muebles o de los electrodomésticos y entre las fibras de alfombras y moquetas. Si la pulga puso los huevos en el exterior (jardín), las larvas se moverán hacía las zonas de umbría, y por debajo de árboles, arbustos y hojas. Estas larvas son capaces de generar un capullo en el interior del cual se transformarán en pupa. Desde este estadío nacerá la pulga en función de las condiciones de luz, humedad y temperatura.
Las pulgas adultas pueden sobrevivir en el medio ambiente entre 10 y 62 días, dependiendo de los factores comentados anteriormente. La pulga se alimenta “taladrando” la piel del gato e introduciendo la punta del labio inferior para extraer la sangre capilar. Unas 72 hembras adultas consumen 1 ml de sangre al día. Los machos consumen menos sangre que las hembras pero se alimentan con más frecuencia. La cantidad de huevos que puede poner una pulga es enorme, llegando a 2000 a lo largo de su vida, cuya media es de 100 días. ¿Os imagináis un hogar con un gato con pulgas?
Hemos visto gatos con una gran cantidad de pulgas corriendo por su cuerpo sin que el animal hubiera mostrado un simple síntoma de su presencia, pero también hemos visto gatos afectados de fuertes procesos alérgicos por su presencia. Es lo que los veterinarios denominados DAPP o Dermatitis por Alergia por Picadura de Pulga.
Se trata de la afección dermatológica veterinaria más frecuente en todo el mundo, y se produce por la reacción del organismo ante determinadas sustancias que contiene la saliva de este parásito. Raramente se presenta en gatos de menos de 6 meses, y se manifiesta por la presencia de pápulas, costras, coloraciones del pelo por el lamido, y eritemas en diferentes partes del cuerpo. Una vez desarrollada la alergia, no es raro que nos encontremos con infecciones secunadrias provocadas por levaduras (malasezzia) o bacterias (stafilococos).
El diagnóstico de este tipo de alergias en los gatos es un poco más complicado que en el perro, por la facilidad, que ya hemos comentado antes de eliminar las pulgas por el exceso de acicalamiento. Su tratamiento tiene tres pasos. El más importante es la eliminación de las pulgas del animal y la prevención de la reinfestación mediante el control de las pulgas tanto en el gato como en el medio ambiente, lo que implica actuar sobre los huevos, las larvas y las pupas. El Segundo paso consiste en combatir el picor provocado por la reacción alérgica, lo que solemos conseguir con el uso de corticoesteroides en pequeñas dosis. Por ultimo es necesario tratar cualquier infección secundaria con la medicación adecuada.
El “ataque” sobre las pulgas y sus estadios intermedios en el hogar debe ser radical. Las moquetas, alfombras y zonas de descanso deben ser aspiradas, y las camas de los animales deben ser lavadas. Si nuestro gato pasa tiempo en el exterior, la vegetación muerta debe ser eliminada.
No debemos olvidar que la pulga es un hospedador intermedio del Dipylidium caninum (tenia), y que por tanto actuan como vectores de transmisión de este parásito. Los gatos parasitados eliminarán los proglotis de la tenia en sus heces. No suelen provocar enfermedades graves, a menos que la infestación sea muy alta o los animales tengan una mala condición física. Puede haber irritabilidad, malestar, apetito caprichoso, mal aspecto del pelo, o problemas intestinales como cólicos o diarreas. A tener en cuenta el dato de que este parásito puede afectar a los niños.
Pueden utilizarse diversos productos químicos en el animal y el ambiente; sin embargo, no existe un único producto “milagroso” frente a las pulgas que pueda utilizarse tanto para los animales como para el medio. Lo que si es cierto es que dentro del amplio “arsenal” que afortunadamente los laboratorios nos ofrecen, unos productos son mejores que otros.
SARNA DEMODECICA
En gatos es una enfermedad poco frecuente, tanto en sus formas generalizada como localizada. Esta última suele afectar a los párpados, región periocular, conducto auditivo, cabeza y cuello. La generalizada es infrecuente, y suele asociarse con una enfermedad inmunodepresora o metabólica subyacente, como la infección por el virus de la inmunodeficiencia felina, virus de la leucemia felina, toxoplasmosis, o diabetes mellitas.
El diagnóstico de esta enfermedad se hace por raspados cutáneos de las lesiones y suele responder bien al tratamiento con pipetas especiales.
ÁCAROS DE LOS OÍDOS
Son bastante frecuentes en el gato, especialmente en aquellos que proceden de la calle, albergues y tiendas de animales. Se caracteriza por la presencia de picor en la orejas y la presencia de un cerumen oscuro. Un 10% de los gatos que los tienen pueden no tener síntomas. El diagnóstico se realiza a través de la visualización de los parásitos con el otoscopio o tras un examen al microscópio. Hace años utilizabamos para su tratamiento gotas de oídos que contenian algún insecticida pero, en la actualidad, existen excelentes productos en forma de pipetas que se aplican sobre la piel. Sus principios activos son el fipronil, la selemactina o el imidacloprid. Últimamente hay gotas auriculares con ivermectina que funcionan muy bien.
CHEYLETIELLAS
Son ácaros que afectan con relativa frecuencia a los gatos. Su presencia provoca un picor variable y una descamación seca que se suele localizar en la region dorsal. Se trata de una enfermedad contagiosa al ser humano. El diagnóstico lo realizamos por la visualización del parásito, trás raspados cutáneos superficiales. Los mismos productos que utilizamos para el tratamiento de los ácaros de los oídos son útiles para tratar los gatos afectados.
Son varios los PARÁSITOS INTERNOS que pueden afectar a nuestros gatos. En la presente entrada nos centraremos en los que suelen ser más comunes. Además del Dipylidium caninum, del que hemos escrito en el apartado sobre las pulgas, nos referiremos al Toxascaris leonina, al Toxacara cati, a los Ancylostomas, y a las Dirofilarias.
El parasitismo es bastante común en los gatos y, dependiendo del parásito, puede presentarse con independencia de la edad, raza o sexo. Si bien los animales que viven el exterior tienen mayor probabilidad de ser parasitados que los caseros, éstos pueden ser expuestos a ciertos parásitos por huéspedes intermedios como roedores, moscas y cucarachas. La mayoría de estos parásitos suelen desencadenar vómitos y diarreas. Una gran parasitación puede acabar con la vida del gato, ya que son capaces de provocar gastroenteritis hemorrágicas e incluso obstrucción intestinal.
Toxascaris
Podemos decir que, el Toxascaris leonina y el Toxacara cati, son los parásitos que con más frecuencia nos podemos encontrar en los gatos, especialmente en cachorros y gatos jóvenes. Se trata de parásitos redondos que tienen ciclos diferentes según se trate del leonina o del cati.
El cati, tras la ingestión de sus larvas o de sus huevos, pasa del estómago al intestino, desde donde se dirige a través de la sangre al hígado y de allí a los pulmones, pasando luego a los bronquios y a la traquea, para pasar a la laringe y ser deglutidos de nuevo, volviendo al estómago y de ahí al intestino delgado, donde se produce su maduración. En cambio el leonina hace todo su ciclo en el aparato digestivo.
A diferencia de lo que sucede en los perros con el Toxacara cati, no existe transmisión de la madre a los hijos por vía placentaria durante la gestación, pero si se produce a través de la lactación.
El diagnóstico lo haremos por visualización de los huevos del parásito en las heces mediante una análisis coprológico, o bien por la visualización de los adultos en los vómitos o en las deposiciones.
Anquilostomas
Los anquilostomas pueden parasitar al gato. La infestación se puede producir a través de la piel, (en cuyo caso las larvas penetran a través de ella y luego pasan a la circulación), por vía oral, o por vía transmamaria o intrauterina. Los gusanos adultos viven en el intestino delgado, provocando síntomas digestivos.
Dirofilariosis
La dirofilariosis en gato, no es tan frecuente como en el perro, pero lo cierto en que en la literatura veterinaria empiezan a aparecer numeroros artículos sobre casos diagnosticados. Podemos decir que , en España, las zonas en donde se da con mayor frecuencia son Huelva y Canarias. Las filarias adultas son un parásito redondo y alargado cuyo tamaño oscila entre 12-15 cm los machos y 25-40 cm las hembras, que vive en el corazón y en las arterias pulmonares. Se transmite por la picadura de un mosquito, que introduce las larvas debajo de la piel, en donde permanecen 30 días, para pasar luego al torrente sanguíneo.
Los síntomas más frecuentes en gatos coinciden con problemas respiratorios acompañados de tos crónica y seca, decaimiento, pérdida de peso y mal aspecto general, especialmente del pelo.
El diagnóstico se basa en la auscultación pulmonar, radiográfias o ecocardiografías y análisis de sangre con técnicas específicas, teniendo en cuenta que en algunas ocasiones estos tests, darán falsos negativos.
Podemos decir que es una enfermedad que tiene tratamiento, aunque en muchas ocasiones provoque la muerte del animal.
Como siempre es más facíl prevenir que curar, y afortunadamente existen en la actualidad excelentes productos que, administrados adecuadamente a nuestros gatos, en cuanto a dosis y frecuencias, les evitaran portar en sus organismos algunos de los parásitos que he nombrado. Son numerosos los productos que previenen contra unos y otros, pero dado lo dificultoso que es a veces administrar medicamentos a un gato, me voy a referir sólo a aquellos cuyo espectro de acción es más amplio, y que son más fáciles de aplicar.
Tritrichomonas
Tritrichomonas foetus es un parásito protozoo unicelular flagelado, que tradicionalmente se considera causa de enfermedad en el aparato reproductor del vacuno (infertilidad, aborto y endometritis). Se encuentra distribuido por todo el mundo pero la instauración generalizada de la inseminación artificial lo ha eliminado prácticamente en su totalidad de la población vacuna del Reino Unido y la mayor parte de Europa.
Infección en el gato
En numerosos estudios, la mayoría realizados en los EEUU, se ha demostrado que T foetus puede ser también causa de diarrea en el gato. Infecta y coloniza el intestino grueso y puede ser causa de diarrea crónica e intratable.
Dr. José Enrique Zaldívar Laguía.
Dra. Lina Sáez de Antoni.
Clínica Veterinaria Colores.
Paseo Santa María de la Cabeza 68 A.
Madrid-28045.