El reconocimiento por vuestra parte de los síntomas que acompañan a las enfermedades de las vías urinarias bajas y que os obligarán a llevar a vuestro perro al veterinario, no es demasiado complicado.

La inflamación del tracto urinario inferior (IUI) por lo usual redunda en el aumento de la frecuencia de micción (polaquiuria) y en micción difícil (disuria) asociada con esfuerzo (estranguria). La IUI canina por lo usual está causada por una infección bacteriana.

El diagnóstico de la enfermedad de vías urinarias bajas, debe hacerse con el mayor rigor posible.

Además del reconocimiento del paciente con una palpación de vejiga, deberemos realizar un examen digital rectal, análisis de orina, urocultivo, ultrasonografía vesical y/o radiografía simple o contrastada de la vejiga y de la uretra. Si además de polaquiuria y disuria/estranguria, vuestro perro muestra signos de depresión, letargia, anorexia y vómito, estará indicada la realización de un análisis de sangre completo, y deberemos tener en cuenta que pueda haber una patología relacionada con los riñones, el útero o la próstata.

OBSTRUCCIÓN URETRAL

La obstrucción de la uretra podrá estar producida por alteraciones funcionales como la disinergia refleja o el espasmo uretral, o anatómicas como la presencia de cálculos (urolitiasis), uretritis granulomatosa o neoplasia. Sea cual sea la causa es muy probable que aparezcan los síntomas mencionados y que se acompañen de un chorro de orina atenuado o ausente. Si la causa es funcional no tendremos demasiadas dificultades en hacer pasar una sonda hasta la vejiga, pero si es anatómica, la dificultad del sondaje será grande e incluso imposible.

CARCINOMA DE CÉLULAS TRANSICIONALES

El carcinoma de células transicionales (CCT) es el tumor vesical maligno más frecuente y debe pensarse en él en caso de vuestro perro sea mayor de edad y presente hematuria (sangre al orinar), polaquiuria y disuria/estranguria. La confirmación de la presencia de la masa tumoral se hará por ultrasonografía o cistografía de doble contraste. La biopsia tumoral y su evaluación histopatológica confirmarán el tipo y estadio tumoral y servirá de orientación para la instauración de un tratamiento específico.

UROLITIASIS

La mejor manera de descubrir la presencia de cálculos en las vías urinarias bajas es el diagnóstico por imagen: ultrasonografía y radiografías. La mayoría de los urolitos los podremos ver en una radiografía simple, en especial los de oxalato de calcio y los de estruvita. Los de urato son relativamente radiolúcidos, y los de silicato o cistina son de radiodensidad intermedia.

Los hallazgos de los análisis de orina en perros con urolitiasis se suelen caracterizar por la presencia de una importante inflamación urinaria , hematuria, piuria (bacterias en la orina), incremento del número de células epiteliales y proteína en orina). El pH de la orina variará en función del tipo de cálculo, si existe infección bacteriana concurrente y la dieta que coma el paciente. En general los de estruvita se asocian con orinas alcalinas; los de cistina con orinas ácidas; y los de oxalato, silicato y urato con orinas neutras o ácidas. En ocasiones los veterinarios nos encontramos en el sedimento urinario cristales (cristaluria), que pueden existir en ausencia de cálculos, pero si coexisten éstos y los cristales, lo normal es que éstos últimos sean de la misma naturaleza que el cálculo. Existen excepciones que deben ser tenidas en cuenta cómo la aparición de cristales de estruvita en casos de presencia de cálculos de oxalato o de silicato. Esta circunstancia se da cuando la urolitiasis se acompaña de infección provocada por determinadas bacterias.

La identificación del tipo de cálculo (urolito) nos facilitará la aplicación de medidas específicas para su disolución o prevención de la recurrencia. Debéis saber que algunos de estos cálculos se podrán disolver sin necesidad de cirugía mediante dietas comerciales específicas para este fin, pero otros requerirán la intervención del cirujano. Posteriormente, una vez resuelto el problema de una u otra manera, es muy posible que vuestro veterinario prescriba otro tipo de dieta o la misma que utilizó para tratar la urolitiasis según las circunstancias y el caso en particular.

HEMATURIA

La hematuria, presencia anormal de glóbulos rojos en la orina, es un signo frecuente en pacientes veterinarios. Cuando aparece junto a los síntomas nombrados anteriormente, se vincula con inflamación del tracto urinario inferior (IUI). Si aparece hematuria sin polaquiuria, disuria/estranguria, el problema urinario podría residir en vías urinarias superiores. La sangre podrá ser visible o no. En cualquier caso el diagnóstico debe enfocarse en la búsqueda de lo que provoca el sangrado.

En la mayoría de los casos la hematuria está causada por inflamación, traumatismo o neoplasia de las vías urogenitales; sin embargo también puede relacionarse con alteraciones hemorrágicas, ejercicio extenuante, golpe de calor o infartos renales. El momento en que aparece la sangre también puede darnos ciertas pistas para la localización de la hemorragia.

La hematuria que ocurre al principio de la micción sugiere que se ha originado en vías urinarias inferiores (cuello de la vejiga, uretra, vagina, vulva, pene o prepucio). Las causas extraurinarias como proestro, metritis, piómetra, enfermedad prostática o neoplasia del aparato genital también pueden cursar con hematuria inicial. La hematuria que ocurre al final de la evacuación por lo usual se debe a hemorragias que provienen de vías urinarias superiores (vejiga, uréteres o riñones). En tal caso la hemorragia puede ser intermitente, lo que permite que los glóbulos rojos sedimenten en la vejiga urinaria y sean expulsados al final. Si la hemorragia dura toda la micción, la sangre vendrá de vejiga, uréteres o riñones. La seudohematuria puede estar causada por mioglobina o hemoglobina; medicaciones y colorantes alimentarios naturales o artificiales.

La hematuria asociada con enfermedad urinaria superior puede relacionarse con manifestaciones sistémicas incluyendo depresión, letargia, anorexia, vómito, diarrea, pérdida de peso o dolor abdominal, aunque también puede ser asintomática. En ocasiones la hemorragia puede dar lugar a la formación de coágulos sanguíneos en la vejiga. Los signos adicionales que sugieren una fuente de hemorragia genital incluyen secreción vaginal o uretral purulenta con independencia de la micción, cambios en el comportamiento (proestro), o esfuerzo para defecar en asociación con dificultad ambulatoria (enfermedad prostática).

DISTURBIOS MICCIONALES

Los disturbios miccionales comprenden los problemas de retención y eliminación (incontinencia) de la orina. La incontinencia, evacuación inapropiada de la orina, puede estar causada por anormalidades congénitas o adquiridas. La incontinencia puede estar asociada con distensión de la vejiga relacionada con disminución de su capacidad de contracción. Recíprocamente, la incontinencia asociada con una vejiga urinaria pequeña o de tamaño normal, está causada por un aumento de contractilidad de la misma o por una resistencia uretral reducida. Los casos de incontinencia urinaria deberán ser evaluados teniendo en consideración, especialmente en el caso de las hembras, si éstas están o no esterilizadas, y su diagnóstico lo basaremos en un examen neurológico, y si es posible en la observación de la postura que adopta el perro en el momento de la micción, lo que evidentemente no siempre es posible. También será de suma utilidad la respuesta a determinados medicamentos.

Las causas de la incontinencia, que por lo regular se asocian con una vejiga urinaria distendida, se relacionan con lesiones que redundan en problemas neurológicos y procesos obstructivos en la salida de la orina (incontinencia paradógica). En algunos casos, en función del lugar en el que se localice la lesión del sistema nervioso, nos podremos encontrar con perros que además de incontinencia presenten parálisis o paresia. En estos casos nos tocará a los veterinarios dilucidar si la lesión está por encima o por debajo de la quinta vértebra lumbar.

La disinergia refleja es una condición observada primariamente en machos caninos grandes, y se asocia con varias lesiones neurológicas de la médula espinal o de ganglios autónomos. Se caracteriza por la aparición en un principio de una micción normal seguida de un chorro de orina estrecho. En otras ocasiones la orina saldrá a pulsos o bien la micción se parará y el perro seguirá intentando orinar. En ese momento el animal bajará la pata y seguirá andando mientras sigue eliminado orina.

La incontinencia en el paciente con obstrucción de la salida urinaria se denomina incontinencia paradójica. Habrá goteo de orina, esfuerzo en la micción sin salida de orina, inquietud y dolor abdominal. Las causas más frecuentes en perros son los cálculos y las neoplasias. En otras ocasiones estará provocada por estenosis uretral (uretra más estrecha) y uretritis granulomatosa. Cualquier tipo de problema prostático puede cursar también con estos signos clínicos. Los machos caninos gerontes con hiperplasia prostática benigna pueden evaluarse debido a estranguria y tenesmo; no obstante en estos pacientes el cáncer de próstata y los abscesos prostáticos son las causas más frecuentes de obstrucción urinaria.

En pacientes con vejigas pequeñas o normales, los problemas relacionados con la micción se deben a alteraciones relacionadas con la función del esfínter uretral y a diversas alteraciones de origen congénito.

Las hormonas, tanto la testosterona como los estrógenos, tienen una importante función en la integridad funcional del músculo que en base a su contracción y relajación permite la eliminación de la orina. Por ello las perras de edad media o avanzada o las castradas son proclives al desarrollo de incontinencia asociada con la disminución de las hormonas estrogénicas. Esta incontinencia es más evidente cuando el animal está dormido o relajado. También se puede presentar en machos castrados pero con menos frecuencia que en hembras, especialmente en aquellos que fueron esterilizados en edad adulta.

La inestabilidad o hiperreflexia del detrusor es la incapacidad para controlar la evacuación debido a un fuerte deseo miccional. La inflamación de la vejiga urinaria o de la uretra puede crear una sensación de plenitud vesical, que va a disparar el deseo de micción. Los perros en que se presenta esta situación suelen mostrar estranguria/disuria y polaquiuria, y con cierta frecuencia hematuria.

La infección urinaria bacteriana es la etiología más corriente en los caninos. Si los signos clínicos persisten después de haber comenzado el tratamiento adecuado para la inflamación urinaria, los estudios deberán ser llevados a cabo en búsqueda de alguna de las causas nombradas a lo largo del artículo.

La incontinencia urinaria en un paciente joven la deberemos asociar con una gran variedad de defectos congénitos de los sistemas urinario y genital. Los defectos más corrientes son la ectopia uretral y el estrechamiento vaginal, pero el uraco persistente, fístulas uretrorrectales y uretrovaginales, y seudohermafroditismo femenino también se han vinculado con incontinencia urinaria.

La manifestación clínica más frecuente de la ectopia ureteral es el goteo de orina constante, aunque en los casos de lesión unilateral los perros podrán orinar con normalidad.

INCONTINENCIA GERIATRICA

La incontinencia también puede deberse a la senilidad, reducida capacidad vesical o menor movilidad en los animales gerontes. Los procesos que hacen aumentar la ingestión de agua y por tanto la micción, así como las enfermedades renales y la diabetes mellitus, también pueden exacerbar la incontinencia. De igual manera los diuréticos y corticoesteroides deberán ser evitados en lo posible en los pacientes con incontinencia debido a sus efectos negativos sobre la concentración urinaria.

Dr. José Enrique Zaldívar Laguía.
Dra. Lina Sáez de Antoni.

Clínica Veterinaria Colores.
Paseo Santa María de la Cabeza 68 A.
Madrid-28045.

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